‎- Es la hora. Ya no hay vuelta atrás. Los juegos van a comenzar. Los tributos deben salir a la Arena y luchar por sobrevivir. Ganar significa Fama y riqueza, perder significa la muerte segura...

¡Que empiecen los Septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre!

Fragmento de Sinsajo


Hay un lecho de hierba, una almohada verde suave;
Recuesta tu cabeza y cierra tus adormilados ojos
Y cuando los abras de nuevo, el sol estará en el cielo.
Aquí es seguro, aquí es cálido
Aquí las margaritas te protegen de cualquier daño
Aquí tus sueños son dulces y mañana se harán realidad
Y mi amor por ti aquí perdurará.

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sábado, 20 de agosto de 2011

Sinsajo/Capitulo 13


CAPITULO 13


El frío cuello ortopédico roza mi cuello y hace el estremecimiento más difícil de controlar. Al menos ya no estoy en el tubo clautrofóbico. Mientras las máquinas hacen click y zumban a mí alrededor, estoy escuchando una voz incorpórea que me dice que permanezca inmóvil mientras intento convencerme de que aún puedo respirar. Incluso ahora, cuando me han asegurado que no habrá daño permanente, tengo ansias por aire.

Las principales preocupaciones del equipo médico —daño en mi médula espinal, vías respiratorias, venas y arterias—, han sido disipadas. Cardenales, ronquera, dolor en la laringe, está tos un poco extraña, nada por lo que preocuparse. Todo estará bien. El Sinsajo no perderá su voz. Sí, quiero preguntar, ¿es el doctor quien determina si estoy perdiendo la cabeza? Sólo que se supone que yo no tengo que hablar ahora. Ni siquiera podré agradecerle a Boggs cuando venga a verme para chequearme y decirme que él ha visto heridas peores entre los soldados cuando ellos dan clases de estrangulamiento en los entrenamientos.

Boggs fue el que noqueó a Peeta de un golpe antes de que pudiera hacerme cualquier daño permanente. Sé que Haytmitch hubiera venido en mi defensa sino hubiese estado tan desprevenido. Pero nosotros hemos estado tan obsesionados con socorrer a Peeta, torturado en las manos del Capitolio, que la alegría de verlo de vuelta nos cegó. Si hubiera tenido una reunión privada con Peeta, él me hubiera matado. Ahora que está trastornado.

No, el no está trastornado, me recuerda. Hijacking. Esta es la palabra que oí decir a Plutarch y Haymitch cuando estuve en silla de ruedas en el pasillo. Hijacking. No sé lo que eso quiera decir.

Prim, quién apareció momentos después del ataque, se ha quedado tan cerca de mí como es posible desde entonces, extiende otra manta encima de mí. —Creo que ellos van a quitarte el cuello pronto, Katniss. No tendrás tanto frío entonces. —Mi madre, que está ayudando en una cirugía complicada, aún no está informada acerca del asalto de Peeta. Prim toma una de mis manos, que está apretada en un puño, y la masajea hasta que se abre y la sangre comienza a fluir por mis dedos otra vez. Ella comenzó sobre el segundo puño cuando los doctores se presentaron, me quitaron el cuello, y me dieron un trago de algo para el dolor y la hinchazón. Miento, como si estuviera instruida, con el cuello inmóvil, sin agravar las lesiones de mi cuello.

Plutarch, Haymitch, y Beetee han estado en la sala de los médicos esperando la autorización para verme. No sé si le han dicho a Gale, pero cómo el no está aquí, supongo que no. Plutarch hizo salir a los doctores y también se lo ordenó a Prim, pero ella dijo: —No. Si usted me fuerza a marcharme, iré directamente a cirugía y le contaré a mi madre todo lo que está pasando. Y le advierto, ella no cree gran parte de este juego sobre salvar la vida de Katniss. Especialmente cuando se ha cuidado tan mal de ella.

Plutarch se ve ofendido, pero Haymitch se ríe. —Yo la dejaría irse, Plutarch —dijo él. Prim se queda.

—De modo que, Katniss, la condición de Peeta ha sido un shock para todos nosotros —dice Plutarch—. No hemos podido dejar de notar su deterioro en las últimas dos entrevistas. Claramente, ha sido objeto de abusos, y su estado psicológico se reduce a eso. Ahora creemos que estaba sucediendo algo más. Que el Capitolia lo ha estado sometiendo a una técnica poco común conocida como hijacking. ¿Beetee?

—Lo siento —dice Beetee—, pero no puedo darte detalles de todo eso, Katniss. El Capitolio es muy reservado sobre esa forma de tortura, y creo que los resultados son contradictorios. El termino hijack proviene de la antigua palabra Inglesa que significa “capturar”, o mejor aún, “secuestrar”. Nosotros creemos que fue elegido porque consiste en el uso del veneno de rastrevíspulas, y eso apunta al hijack. Tú fuiste picada en tus primeros Juegos del Hambre, por lo que a diferencia de la mayoría de nosotros, tienes el conocimiento de primera mano de los efectos del veneno.

Terror. Alucinaciones. Visiones de pesadilla acerca de perder a los que amo. Debido a que el veneno tiene como objetivo la parte del cerebro que alberga el miedo.

—Estoy seguro de que recuerdas lo espantoso que fue. ¿También sufriste confusión mental como secuela? —pregunta Beetee—. ¿Una sensación de ser incapaz de juzgar que era verdadero y qué era falso? La mayoría de la gente que ha sido picada y sobrevivido para contarlo, han hecho un informe o algo por el estilo.

Sí. Aquel encuentro con Peeta. Incluso después de estar lúcida, no estaba segura de si él me había salvado la vida engañando a Cato, o si me lo había imaginado.

—Nuestra memoria se entorpece porque los recuerdos pueden ser cambiados. —Beetee golpea ligeramente su frente—. Trajo a flote recuerdos, que se alteran, y los guardó nuevamente en una forma modificada. Ahora imagina que yo te pido que recuerdes algo, —ya sea por una sugerencia verbal o por ver una cinta con el suceso—, y mientras que aquella experiencia se refresca, te doy una dosis de veneno de rastrevíspula. No es lo suficiente para perder el conocimiento por tres días. Sólo es suficiente para influir en la memoria con miedo y duda. Y eso es lo que su cerebro pone en el almacenaje de largo plazo.

Comienzo a sentirme enferma. Prim hace la pregunta que estaba en mi mente. —¿Eso es lo que han hecho con Peeta? Tomar sus recuerdos de Katniss y distorsionarlos tanto que ellos le dan miedo?

Beetee asintió con la cabeza. —Tan asustado que él te ve como una amenaza para su vida. Que él podría incluso intentar matarte. Sí, esa es nuestra teoría actual.

Cubro mi cara con mis brazos porque esto no puede estar sucediendo. Esto no es posible. Hacer que Peeta olvide que me ama… nadie podría hacer eso.

—Pero eso se puede revertir, ¿no?

—Um… hay muy pocos datos sobre esto —dijo Plutarch—. Ninguno, realmente. La rehabilitación hijacking ha sido intentada antes, pero nosotros no tenemos ningún acceso a tales registros.

—Bueno, ¿lo vamos a intentar, cierto? —persistió Prim—. No sólo vamos a encerrarlo en una habitación acolchada y dejar que sufra.

—Por supuesto, que lo intentaremos, Prim —dije Beetee—. Es sólo que no sabemos hasta qué grado tendremos éxito. Si hay alguno. Mi hipótesis es que los recuerdos terroríficos son los más difíciles de erradicar. Ellos son los que naturalmente recordamos mejor, después de todo.

—Y además de los recuerdos de Katniss, no sabemos que más ha sido manipulado —dijo Plutarch—. Reunimos un equipo de salud mental y profesionales militares para realizar un contraataque. Yo, personalmente, me siento optimista de que él tendrá una recuperación completa.

—¿Y usted? —pregunta mordazmente Prim—. ¿Y que piensa usted, Haymitch?

Cambio la postura de mis brazos y puedo ver su expresión por una grieta. El está agotado y desanimado como lo admite. —Yo creo que podría hacerse algo mejor con Peeta. Pero… no creo que alguna vez será el mismo. —Cerré automáticamente mis brazos juntos, cerrando la grieta, cerrando todo lo de afuera.

—Por lo menos está vivo —dice Plutarch, como si estuviera perdiendo la paciencia con todos nosotros—. Snow ejecutó al estilista de Peeta y a su equipo de preparación esta noche en vivo en la televisión. No tenemos idea de lo que sucedió con Effie Trinket. Peeta está dañado, pero él está aquí. Con nosotros. Eso claramente es una mejora con respecto a la situación de hace doce horas. Vamos a tener eso en mente, ¿está bien?

El intento de Plutarch de animarme —mezclada con la noticia de otro cuatro, posiblemente cinco, asesinados—, de algún modo fracasó. Portia. El equipo de preparación de Petta. Effie. El esfuerzo por contener las lágrimas hace latir con fuerza mi garganta hasta que estoy sin aliento otra vez. Eventualmente, no tienen otra opción que sedarme.

Cuando me despierto, me pregunto si esta será la púnica forma de dormir ahora, con drogas en mi brazo. Me alegro de que se supone que no debo hablar en los próximos días, porque no hay nada que quiera decir. O hacer. De hecho, soy una paciente modelo, mi letargo me contiene, obedezco las ordenes de los médicos . Ya no siento ganas de llorar. De hecho, solo puedo mantener un simple pensamiento: una imagen del rostro de Snow acompañado de un susurro en mi cabeza. Te mataré.

Mi madre y Prim se turnaban de enfermeras para mí, me engatusaban para tragar bocados de alimentos blandos. La gente venía muy a menudo a darme actualizaciones de la condición de Peeta. El alto nivel de veneno de rastrevípula están trabajando para salir de su cuerpo. Está siendo tratado sólo por extraños, nativos del 13 —no se le ha permitido verlo a nadie de casa o del Capitolio—, para impedir provocar cualquier recuerdo peligroso. Un equipo de especialistas trabaja largas horas trazando una estrategia para su recuperación.

Se supone que Gale no me debe visitar, porque está confinado a la cama con algún tipo de herida en el hombro.


Se supone que Gale no me debe visitar, porque está confinado a la cama con algún tipo de herida en el hombro. Sin embardo en la tercera noche, después de haber sido medicada y apagaron las luces porque era hora de acostarse, el se deslizó en silencio a mi habitación. Él no habló, sólo corrió sus dedos bajo los moretones de cuello con un toque tan ligero alas de polilla, me besó entre los ojos, y desapareció.

La mañana siguiente, soy dada de alto del hospital con instrucciones de moverme tranquilamente y sólo hablar cuando sea necesario. Yo tengo un horario marcado, entoces vago alrededor hasta que Prim se excusa de su labor en el hospital y me lleva hasta el compartimiento de nuestra familia. 2212. Idéntico al anterior, pero sin ventana.

Buttercup ya se ha asegurado de un subsidio diario de alimentos y de un recipiente con arena que está guardado bajo el lavabo del baño. Cuando Prim me mete en la cama, él salta encima de mi almohada, compitiendo por su atención. Ella lo acuna per sigue concentrada en mí. —Katniss, sé que todo este asunto de Peeta es terrible para ti. Pero recuerda, Snow trabajó con el por semanas, y nosotros sólo lo hemos tenido por unos pocos días. Existe la posibilidad de que el viejo Peeta, el que te ama, aún este dentro. Intentando volver a ti. No renuncies a él.

Yo mire a mi hermana pequeña y pensé en cómo ella adquiero las mejores cualidades de mi familia: las manos curativas de mi madre, la cabeza fría de mi padre, y mi lucha. Aún hay algo más, algo que es completamente suyo. Una habilidad de mirar en la confusión de la vida, y ver las cosas como son. ¿Es posible que ella pudiera estar en lo cierto? ¿Peeta podría volver a mí?

—Tengo que volver al hospital —dice Prim, colocando a Buttercup en la cama junto a mí—. Ustedes dos se harán compañía, ¿okey?

Buttercup saltó de la cama y la siguió hasta la puerta, quejándose en voz alta cuando lo dejó atrás.

Nosotros estamos cerca de ser una gran compañía para la suciedad. Después de unos treinta segundos, sé que no puedo soportar estar encerrada en esta celda subterránea, dejando a Buttercup en su propio ardid. Me pierdo en varias ocasiones, pero finalmente me dirijo hacia la Defensa Especial. Todos pasaban y se quedaban mirando fijamente mis contusiones, y no puedo evitar sentirme tímida hasta el punto de tirar mi cuello hasta mis orejas.

Gale también debe haber sido dado de alta del hospital esta mañana, porque lo encontré en una de las salas de investigación con Beetee. Están inmersos, con la cabeza inclinadas sobre un dibujo, tomando una medida.

Versiones pequeñas de la imagen están por la mesa y el piso. Clavadas con tachuelas sobre las paredes y ocupando varias pantallas de ordenadores hay otros diseños de algún tipo. Entre todas esas líneas, reconozco una, una trampa de caza de Gale. ¿Qué es esto? — pregunto con voz ronca, apartando la atención de la hoja.

—Ah, Katniss, nos has descubierto —dice Beetee alegremente.

—¿Qué? ¿Es un secreto? —Sé que Gale ha estado mucho por acá trabajando con Beetee, pero supuse que entrenaban con arcos y armas de fuego.

—No realmente. Pero me he sentido un poco culpable sobre eso. He robado a Gale lejos de usted por mucho tiempo —admitió Beetee.

Ya que estado la mayor parte del tiempo desorientada en el 13, preocupada, enfadado, y hospitalizada, no puedo decir que las ausencias de Gale me han molestado. Las cosas entre nosotros no han sido exactamente armoniosas, tampoco. Pero dejé a Beetee pensar que él me debe. —Espero que usted haya estado empleando su tiempo para un buen uso.

—Ven a ver —me dice él, agitando sobre mí una pantalla de ordenador.

Esto es lo que hemos estado haciendo. Tomamos las ideas esenciales detrás de las trampas de Gale para su adaptación como armas contra humanos. En su mayoría bombas. Menos sobre la mecánica de las trampas, y más sobre la psicología de ellas. Una trampa caza-tontos es un área que puede resultar esencial para la sobrevivencia. Agua o un suministro de alimentos. Una caza tespantosa haría que un gran número escapara de una destrucción mayor. Los padres, hacen peligrar a los hijos por el anhelo de obtener el objeto deseado. Atraer a las víctimas a lo que parece ser un refugio seguro, donde la muerte espera. —En algún momento, Gale y Beetee se olvidaron del páramo y se enfocaron más en los impulsos humanos. Quise compasión. Una bomba estalla. Dan tiempo para le gente se precipite a la ayuda del herido. Entonces una segunda bomba , más poderosa los mata también.

—Eso parece pasarse de la rayo —digo—. ¿Entonces todo vale? —Ambos me miran fijamente, Gale con hostilidad—. Supongo que no hay un libro de normas para lo que podría ser inaceptable hacer a otro ser humano.

—Claro que existe. Beete y yo hemos estado siguiendo el libro de reglas que el Presidente Snow usó cuando secuestró a Peeta —dice Gale.

Cruel, pero al grano. Me marcho sin decir ningún comentario. Siento que si no me fuera de inmediato, sólo voy a decir balísticos, pero todavía estoy en la Defensa Especial cuando soy detenida por Haymitch. —Vamos —dice—. Necesitamos que tú regreses al hospital.

—¿Para qué? —pregunto.

—Ellos van a intentar algo con Peeta —responde él—. Enviar a la persona más inofensiva del 12 que pueda acercarse a él. Encontrar a alguien con quien Peeta podría compartir recuerdos de la infancia, pero con nada relacionado a ti. Ellos están investigando antecedentes ahora.

Yo sé que esto será una tarea difícil, ya que alguien que comparta recuerdos de la infancia con Peeta probablemente será de la ciudad, y casi ninguna de esa personas escaparon de las llamas. Pero cuando llegamos a la sala del hospital que se ha vuelto el espacio de investigación para el equipo de recuperación de Peeta, ella etsá ahí sentada charlando con Plutarch. Delly Cartwright. Como siempre me da una sonrisa que sugiera que soy su mejor amiga del mundo. Ella le sonríe así a todo el mundo. —¡Katniss! —ella me llama.

—Hey. Delly —digo. Yo había escuchado que ella y su hermano menor habían sobrevivido. Sus padres que corrieron a la tienda de zapatos de la ciudad, no tuvieron la misma suerte.

Yo había oído que ella y su hermano menor habían sobrevivido. Sus padres, que controlaron la zapatería en la ciudad, como no tuvieron la suerte. Ella se ve más vieja, llevando la monótona ropa del 13 que no adula a nadie, con su larga cabellera amarilla en una práctica trenza, en lugar de rizos. Está más delgada de lo que la recuerdo, pero ella era una de los pocos niños en el Distrito 12 con unas libras de sobra. La dieta de aquí, la tensión, el dolor de haber perdido a sus padres, sin duda, han contribuido. —¿Cómo estás? —le pregunto.

—Oh, han sido un montón de cambios a las vez. —Sus ojos se llenan de lágrimas—. Pero todo el mundo es realmente agradable aquí en el Trece, ¿no crees?

La manera de Delly . A ella realmente le gusta la gente. Toda la gente, no solo un pequeña selección, ella pasó años formando ese espíritu.

—Ello han hecho un esfuerzo por hacernos sentir bienvenidos —digo. Yo creo que es un reconocimiento justo sin exagerar. —¿Eres tú la que han elegido para ver a Peeta?

—Creo que sí. Pobre Peeta. Pobre de ti. Nunca entenderé al Capitolio —dice ella.

—Quizás, es mejor —le cuento a ella.

—Peeta ha conocido a Delly por largo tiempo.

—¡Oh, sí! —A Delly se le ilumina el rostro—. Nosotros jugábamos juntos cuando éramos pequeños. Yo solía decirle a la gente que él era mi hermano.

—¿Qué crees? —me pregunta Haymitch—. ¿Algo podría provocar memorias de tí?

—Nosotros estábamos todos en la misma clase. Pero nunca coincidimos mucho —dije.

—Katniss fue siempre tan asombrosa, nunca soñé con que ella me notara —dijo Delly—. La forma en que cazaba, y que era capaz de cruzar la alambrada y todo. Todo el mundo la admiraba.

Haymitch y yo tuvimos que mirarla fijamente para verificar dos veces si ella bromeaba. Oír a Delly describirlo, según ella yo no tenía a amigo a mi lado porque intimidaba a la gente por ser tan excepcional. No era verdad. Yo no tenía amigos a mi lado porque no era amistosa. Delly lo dejó de lado para convertirme en algo maravilloso.

—Delly siempre pensó lo mejor sobre todos —expliqué yo—. No creo que podría hacer para Peeta malos recuerdos asociados con ella. —Entonces recordé—. Esperen. En el Capitolio. Cuando mentí sobre reconocer a una chica Avox. Peeta me cubrió y dijo que ella se parecía a Delly.

—Yo recuerdo —dijo Haymitch—. Pero no sé. No era cierto. Delly no estuvo allí. No creo que eso puedo competir con años de memoria de infancia.

—Especialmente con un compañero tan agradable como Delly —dice Plutarch—. Vamos a ponerlo a prueba.

Plutarch, Maymitch, y yo vamos a la sala de observación que está al lado de donde Peeta está confinado. Está repleto con diez miembros de su equipo de recuperación con bolígrafos y libretas de apunte. El sistema de dirección única del cristal y del audio nos permite mirar a Peeta en secreto. Él ya ce en la cama, sus brazos están atados con una correa hacia abajo. No lucha contra las restricciones, pero sus manos están continuamente inquietas. Su expresión está más lúcida que cuando intentó estrangularme, pero aún es una mirada que no le pertenece.

Cuando la puerta se abre silenciosamente, sus ojos se abren alarmados, luego se llenan de confusión. Delly cruza la habitación con indecisión, pero mientras ella se acerca naturalme se rompe con una sonrisa. —¿Peeta? Soy Delly. De casa.

—¿Delly? —Algunas de las nubes parecen despejarse—. Delly. Eres tú.

—¡Sí! —dice ella con un alivio obio—. ¿Cómo te sientes?

—Horrible. ¿Dónde estamos? ¿Qué sucedió? —pregunta Peeta.

—Aquí vamos —dice Haymitch.

—Le dije que se alejara de cualquier mención de Katniss o del Capitolio —dice Plutarch—. Sólo ver cuánto de su hogar puede evocar.

—Bien… estamos en el Distrito Trece. Vivimos aquí ahora —dice Delly.

—Eso es lo que esta gente ha estado diciendo. Pero no tiene sentido ¿Por qué no volvemos a casa? —pregunta Peeta.

Delly muerde su labio. —Hubo un accidente… extraño mi casa, también. Sólo estaba pensando en los dibujos de tiza que hacíamos en el pavimento. Los tuyos eran maravillosos. ¿Recuerdas cuando tú hiciste uno de cada animal diferente?

—Sí. Cerdos y gatos y cosas —dice Peeta— ¿Qué decías… sobre un accidente?

Puedo ver el brillo del sudor en la cara de Delly mientras intenta tratar de evitar la pregunta. —Fue malo.

—Nadie… pudo quedarse —dice ella vacilante.

—Aguanta ahí, niña —dice Haymitch.

—Pero sé que te va a gustar aquí, Peeta. La gente ha sido realmente agradable con nosotros. Siempre hay comida y ropa limpia, la escuela es mucho más interesante —dice Delly.

—¿Porqué no ha venido mi familia a verme? —pregunta Peeta.

—Ellos no pueden.

—¿Porqué no ha venido mi familia verme? —pregunta Peeta. Así que tendremos que hacer una nueva vida aquí. Estoy segura de que ellos podría usar a un buen panadero. ¿Recuerdas cuando tu padre nos dejaba hacer chicos y chicas de masa?

—Había un fuego —dice Peeta de repente.

Sí —ella susurró.

—El Doce fue incendiado, ¿no? A causa de ella —dice Peeta con ira—. ¡Por culpa de Karniss! —Él comenzó a oponerse a las correa.

—Oh, no, Peeta. No fue su culpa —dice Delly.

—¿Te dijo eso? —él le susurra a ella.

—Saquenla de allí —dice Plutarch. La puerta se abrió inmediatamente y Delly comenzó a regresar lentamente.

—Ella no podría hacerlo. Yo… —comezó Delly.

—¡Porque es mentira! ¡Ella es una mentirosa! ¡No pueden creer nada de lo ella dice! ¡Ella es una especie de chucho del Capitolio creada para ser usada en contra de nosotros! —grita Peeta.

—No, Peeta. Ella no es… —Delly comienza otra vez.

—No creas en ella, Delly —dice Peeta con una voz frenética—. Lo hize, y ella intentó matarme. Ella mató a mis amigos. A mi familia. ¡Ni siquiera te acerques a ella! ¡Ella es un chucho callejero!

Una mano por la puerta, tira a Delly afuera, y la puerta se cierra. Pero Peeta continua gritando.

—¡Un chucho! ¡Ella es un chucho apestoso!

No solo me odia y quiere matarme, el no cree que yo soy humana. Era menos doloroso siendo estrangulada.

Alrededor de mí el equipo de recuperación garabateaba como loco, anotando cada palabra. Haymitch y Plutarch agarran mis brazos y me llevan afuera de la habitación. Ellos me inclinaron sobre una pared el silencioso vestíbulo. Pero yo sé que Peeta continúa gritando detrás de la puerta y el cristal.

Prim se equivocó. Peeta nunca regresará. —No puedo permanecer más aquí —les digo aturdida—. Si quieren que yo siga siendo el Sinsajo, tienen que enviarme lejos de aquí.

—¿Dónde quieres ir? —pregunta Haymitch.

—Al Capitolio. Es el único lugar en donde creo que tengo trabajo que hacer.

—No puedes hacerlo —dice Plutarch—. No antes de que todos los distritos sean seguros. Las buenas noticias son que la lucha está terminada en todo ellos, menos en el Dos. Es una nuez dificil de partir*1.

Está bien. Primero los distritos. Luego el Capitolio. Y después, persigo a Snow.

—Bien —dije—. Envíenme al Dos.

Nota del traductor:

La expresión una nuez dificil de partir está sacada textual del texto. La tradución correcta serí un hueso dificil de roer. Pero por motivos de contexto más adelante se entiende así.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

peeta la odia, con todo su ser.... yo tambien perderia toda esperanza si supiera que ya no me quieren mas... pero el dolor... que tragico es todo esto¡¡¡¡

Anónimo dijo...

no volveremos a ver a los tragicos amantes del distrito12!!!!

Anónimo dijo...

Aurora esta aqui sentada y no le gusta sinsajo

Kte dijo...

Ella no tendria q abandonarlo. ... no debería ser cobarde...aferrarse a el, no soltarlo

Anónimo dijo...

:( Pero katniss no es un chucho del capitolio, peeta en eso se equivoca, y ella no quería que ocurriera lo que pasó

Anónimo dijo...

No sabemos quizas peeta después se le pasa...

Anónimo dijo...

Jesús esta aquí sentado y cree que sinsajo es una tragedia griega